A. Selfa canta BRASSENS: Nuevas versiones de AGUSTÍN G. CALVO


A lo largo de los años, desde que nos conocimos, el profesor Agustín Gª Calvo me hacía llegar las nuevas versiones que iba realizando de las canciones de Brassens, unas veces por correo, otras en persona y otras más a través de Isabel Escudero que solía venir a Valencia con bastante frecuencia. La primera fue "93 VECES DE CIEN", en los tiempos en que yo estaba realizando las primeras grabaciones de su libro "19 canciones de Georges Brassens...". Años después fueron llegando las siguientes, que enumeraré aquí por orden más o menos cronológico: 
- BIEN POR MARGÓ 
-  NO HAY AMOR FELIZ
- EL RAPAZ QUE TOCA EL FLAUTÍN 
- EL ASESINATO 
- POBRE MARTÍN 
- TROMPETAS DE LA FAMA
- LA BALADA DE LOS MEMOS FELICES
- EL PARAGUAS 
- EL REY COJO
y una última que me envió recientemente su hija Sabela:
- LOS TAL PARA CUAL
(Les copains d'abord)


***

Aquí os dejo algunas de las grabaciones que realicé de estas versiones:







BIEN POR MARGÓ  (“Brave Margot”)
(G. Brassens / Adapt. Agustín Gª Calvo) 

Margó, la linda pastorcita,
un gatito en la yerba halló,
y, como andaba sin mamita, 
lo adoptó.
Desabrocha su camisita, y
lo recuesta en su corazón:
no tenía, la pobrecita, otro almohadón.

La tomó el gato por su madre,
y se puso a darle al pezón;
Margó, tierna, le deja darle. 
¡Bien, Margó!
Pasó por cerca un vagabundo,
y, hallando el caso de interés,
fue a contárselo a todo el mundo:
al día después,

       Cuando Margó se desabrochaba
para darle al gatito a mamar,
 tos los mozos del pueblo allí estaban 
mirándola, la, la, la, la, la...
      Y Margó, en su discreto recato,
se pensaba que los del lugar
sólo estaban allí por su gato, 
mirándola, la, la, la, la, la…

El maestro y su patulea,
el tendero, el alcalde, el ujier,
cortan rápido su tarea,  
pa ir a ver.
El cartero, perdiendo el paso,
se olvidaba de repartir
cartas que nadie, en todo caso, 
iba a abrir.

Monaguillos a toda prisa
(Dios los perdone), por mirar,
abandonan a media misa 
el santo altar.
Aún los guardias, que por natura
son tan durillos de pelar,
se dejaban con la pintura 
emocionar:

Cuando Margó se desabrochaba...

Pero, al verse así las vecinas
sin novio, marido o galán,
día a día negras inquinas 
criando van.
Y al fin, de furia el alma llena,
se arman de palos, y a la par
al gatito fueron sin pena 
a sacrificar.

La pastora, tras muchos llantos,
por consuelo un marido halló,
y ya a él solo sus encantos 
le desveló.
Pasó el tiempo por la memoria,
se olvidó el caso; y sólo algún
viejo a sus nietos esta historia 
les cuenta aún: 

Cuando Margó se desabrochaba...


***
Grabado en 2007 en Llaurí (Valencia)

***
Nota: En la versión que canto existen algunas diferencias respecto al texto mecanografiado que me pasó el profesor Agustín Gª Calvo. Dejo aquí dicho texto escaneado para que lo podáis comprobar.




Años después de haber realizado esta grabación, el profesor Gª Calvo me entregó una nueva versión que incluía varias modificaciones respecto al texto anterior: la principal es que cambia el nombre de Margot por Inés. Dejo aquí el documento:





NO HAY AMOR FELIZ  
("Il n’y a pas d’amour hereux")
(L. Aragon / G. Brassens / Adapt. Agustín Gª Calvo) 

Nada del hombre nunca es suyo, ni su fuerza
ni su flaqueza ni su alma, y, cuando cree
abrir los brazos, es la sombra de una cruz,
y, si quiso abrazar su dicha, la estrujó.
Su vida es un extraño y penoso divorcio.
        No, no hay amor feliz.

Su vida es como esos soldados desarmados
a los que se equipó para otro mejor fin:
¿de qué les va a servir al alba madrugar,
si a la tarde los ves sin armas y sin fe?
Dí estas palabras tú, mi vida, y deja el llanto:
         no, no hay amor feliz.

Mi lindo amor, mi caro amor, desgarrón mío,
como un pájaro herido te llevo dentro yo;
y ésos, sin saber qué, nos miran al pasar,
repitiendo tras mí palabras que trencé
y que en tus grandes ojos tan pronto se murieron:
         no, no hay amor feliz.

El tiempo de aprender a vivir… Ya es muy tarde.
Que lloren en la noche nuestras almas al par.
Con qué pena se paga un temblor de placer,
cuánto dolor requiere la más chica canción,
cuántos sollozos un acorde de guitarra.
         No, no hay amor feliz


(Grabado en Llaurí, Valencia, en 2007)

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5 versiones de Agustín García Calvo 
grabadas en Marzo de 2012


(Nota: Las versiones grabadas difieren en algún punto de los textos escritos. Dejo aquí escaneados los textos que me pasó el profesor Gª Calvo. Si bien es cierto que él me dio permiso par hacer algún cambio, si lo consideraba oportuno.)

1. EL RAPAZ QUE TOCA EL FLAUTÍN


2. EL REY COJO



3. POBRE MARTÍN



4. EL ASESINATO


5. LAS TROMPETAS DE LA FAMA
Vivía al margen yo del tráfico mundano;
tranquilo, soñador, recóndito, lejano,
negándome a pagar el precio del cartel,
como un lirón dormía en briznas de laurel.
Me han hecho comprender finos conocedores
que debo rendir cuenta a mis consumidores,
que, so pena de hundirme en la obsoletitud,
mis secretillos he de sacar a la luz.

Trompetas de la Fama, ¡qué
mala boca tenéis, joé!

Contra lo que el pudor más elemental manda,
¿debo, por interés, de nombre y propaganda,
notificar con quién y hasta en qué posición
me enfango en el estupro y la fornicación?
Si al aire nombre doy, ¡cuántas fieles amantes
se trocarán al punto en furcias galopantes!,
¡cuántos amigos de través me mirarán!,
¡cuántas balas a darme al corazón vendrán!

Trompetas…

Una alta dama, que me deja en ocasiones
darme un gustito o dos por entre sus blasones,
me pasó de rondón en su noble diván
parásitos del más vil rango que se dan:
so pretesto de pu - blicidad y de fama
¿tengo que mancillar la honra de esa dama
clamando por antena y prensas y plató
“La Marquesa de Tal ladillas me pegó”?

Trompetas…

¿A quién pués, ¡vive Dios!, a mi cama convoco,
que la diosa de cien bocas de mí hable un poco?:
¿debe un mujer cé - lebre, una superstar,
entre mis brazos mi guitarra remplazar?
Para que arrase por pantalla y titulares,
¿cuál me querrá prestar sus nalgas populares?,
¿cuál me dejará en cue – ros una vez osar
su renombrado monte de Venus escalar?

Trompetas…

Tras esta vuelta por las tácticas y pistas
que os ganan el honor de fotos y entrevistas,
más me valdrá seguir mi vieja vocación
y rascarme la panza al son de una canción.
Si el público las quiere, ahí hecho de la jarra:
si no, de nuevo me las guardo en la guitarra.
Negándome a pagar el precio del cartel,
como un lirón me duermo en briznas de laurel.

Trompetas...


***


EL RAPAZ QUE TOCA EL FALUTÍN

 (Le petit joueur de flûteau)





EL REY COJO
( 'LE ROI BOITEUX' )
(GUSTAVE NADAUD / G. BRASSENS)
Adapt. de AGUSTÍN Gª CALVO


Un rey de Francia, o bien de España,
tenía tal callo en un pie
(el izquierdo, si no es patraña)
que cojeaba que pa qué.

La corte en pleno, nada lerda,
se dedicó a imitar al Rey:
quién de derecha, quién de izquierda,
todos andaban a esa ley.

Se vió lo que un falso juanete
los podía promocionar,
y, de antesala a gabinete,
todo era un coji-cojear.

Un día un noble provinciano,
olvidado de su interés,
 pasó por ante el soberano
más firme y tieso que un ciprés.

Todo el mundo lo echaba a guasa,
salvo el Rey, que, por gran merced,
le siseó: “Señor, ¿qué pasa?:
veo que no cojea usted.”

“Ah majestad, ¡qué error tan grande!:
yo estoy de callos, que, al revés,
el que más tieso que otros ande,
es que cojeo de ambos pies”.







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